Inventio
Vol. 20, núm. 51, 2024
doi: http://doi.org/inventio/10.30973/2024.20.51/6

Consecuencias de la ontología empresarial en la política

Aftermath of business ontology in politics

Luis Enrique Cháidez Leos
orcid: 0009-0007-4038-284X, p238142@uach.mx
Maestría en Investigación Humanística, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Chihuahua (uach)

José Luis Evangelista Ávila
orcid: 0000-0002-9066-2440, jevangelista@uach.mx
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Chihuahua (uach)

resumen

La propagación del sistema económico capitalista a nivel internacional como la supuesta mejor forma de administración posible trajo consigo una serie de complicaciones ecológicas, sociales, culturales, políticas y económicas para el mundo, que ha dado lugar a la instauración de una ontología empresarial. El presente trabajo tiene por objetivo analizar el concepto de ontología empresarial, con la finalidad de considerar sus repercusiones en la administración política. Se aborda la lectura de Realismo capitalista. ¿No hay alternativa?, de Mark Fisher, así como el análisis de la declaración pública del político David Eastman, para entender las repercusiones políticas y sociales de la ontología empresarial.

palabras clave

David Eastman, Mark Fisher, realismo capitalista, ontología empresarial

abstract

The spread of the capitalist economic system internationally, as the supposed best possible form of administration, brought with it a series of ecological, social, cultural, political, and economic complications for the world, that has given rise to the establishment of a business ontology. The objective of this work is to analyze the concept of business ontology in order to see its repercussions on political administration. The reading of Capitalist realism: Is there no alternative? by Mark Fisher will be addressed, as well as the analysis of the public statement of the politician David Eastman, in order to understand the political and social repercussions of business ontology.

key words

David Eastman, Mark Fisher, capitalist realism, business ontology



Recepción: 05/02/24. Aceptación: 06/06/24. Publicación: 14/01/25.



Introducción

El muro de Berlín fue por casi treinta años el monumento de una lucha ideológica entre dos sistemas de producción: un Estado socialista en oriente, movido por ideales de administración social y centralizada de los medios de producción, y un Estado capitalista en occidente, con ideales de libertad en el mercado y la libre competencia. Con la caída del muro cayó a su vez el experimento socialista de la Europa oriental y se marcó el final de la guerra fría, lo cual le otorgó al capitalismo la victoria y el título de mejor sistema de producción (o, por lo menos, así fue mediatizado en el mundo).

Como parte de esta concepción, Francis Fukuyama escribió The end of history and the last man, a modo de respuesta a la victoria de las democracias liberales frente a los intentos socialistas. Con su texto, este autor presenta el fin de la historia como la culminación del proceso de dialéctica histórica, donde el resultado del triunfo de la democracia liberal, y con ella del sistema capitalista, crea sociedades con “abundancia material y estabilidad política […] sin más ‘contradicciones’ fundamentales: autosuficientes y autosatisfechas, no tienen ninguna otra gran meta política por la cual esforzarse y pueden preocuparse exclusivamente por la actividad económica” (Fukuyama, 1992, p. 67; traducción propia). Desde la propuesta de Fukuyama comenzamos a divisar la importancia que se le da a la economía en la siguiente gran etapa de la historia, esto es, como un deber primordial de la política. La economía será, entonces, la principal función política, lo cual se deriva en una administración pública de tipo empresarial.

El análisis del concepto de ontología empresarial nos permite comprender la relación que existe entre la política y la economía bajo el sistema capitalista, donde la segunda poco a poco acapara el campo de la primera. Es esta relación lo que favorece realizar una crítica al sistema. En este sentido, el análisis de la conformación de la ontología empresarial, ligado a las categorías de política y economía, posibilita abonar al diálogo académico de las críticas sistemáticas del capitalismo.

Para lograr tal cometido este trabajo se divide en tres partes y las conclusiones. La primera parte busca presentar la división entre la esfera política y la económica, y su comprensión será esencial, puesto que sin ella sería imposible pensar en una ontología empresarial dentro de la política. La segunda parte aborda el análisis del texto Realismo capitalista de Mark Fisher, con la finalidad de entender la conformación del concepto de ontología empresarial. La tercera parte consiste en ejemplificar lo que una ontología empresarial puede llegar a hacer en el campo de la política a partir de la declaración del político David Eastman. Para finalizar se presentan las conclusiones, en donde se intenta responder a la pregunta acerca de la forma en que la ontología empresarial afecta la administración política.

Separación de la esfera económica de la política

En ¿Qué es la filosofía política?, Leo Strauss escribe con preocupación el poco tratamiento que ha tenido la filosofía política a principios del siglo xx. Para Strauss debería existir una vuelta a la filosofía política clásica, la cual, para él, estaba libre de tradiciones anteriores, lo que la marca como más pura, donde el político realmente formaba parte de la sociedad, estaba en relación directa con ella y no como una persona ajena a las necesidades reales. Una de las problemáticas que detecta en la filosofía política moderna es la separación de “grandes sectores de la materia, que originalmente pertenecían a la filosofía política o a la ciencia política, [los cuales] se han independizado bajo los nombres de economía, sociología y psicología social” (Strauss, 1970, p. 21). La emancipación de las distintas disciplinas en busca de su propia autonomía como ciencias fue lo que inició el proceso de separación de lo previamente visto como un solo bloque, es decir, el de la política.

También el académico francés Philippe Corcuff coincidirá en que “hoy los saberes se han especializado, y en particular las ciencias del hombre y de la sociedad (sociología, historia, economía, etnología, lingüística y psicología, sobre todo) se han separado poco a poco de la filosofía” (Corcuff, 2008, p. 9). Si rastreamos la primera mención de la emancipación de la economía como ciencia por sí misma tenemos el texto Principles of economics de Alfred Marshall, escrito en 1890, donde la nombra “una ciencia, pura y aplicada […] mejor descrita por el amplio término ‘Economía’ que por el estrecho término ‘economía política’” (p. 36; traducción propia). Si bien las referencias anteriores nos brindan las bases para observar la separación que hubo de la economía y la filosofía, resta presentar algunos detalles de cómo la economía empezó a ganar terreno y hacerse del control político.

En su conferencia “Is capitalism devouring democracy?”, el ex ministro de finanzas de Grecia, Yanis Varoufakis, planteó la baja calidad de los políticos de hoy en día (a nivel global), situación a la cual refiere como la disminución de la esfera política. Para ello, argumenta que, previo al capitalismo, todo se concentraba en una sola esfera, la del poder. El poder político y económico eran el mismo. Por ello menciona que hasta hace menos de 150 años no existían departamentos de economía, porque no eran necesarios previo a la llegada del capitalismo, pues la economía se entendía como parte de la planificación política. No fue sino hasta la emisión de las actas de cercamiento (enclosure acts) en Inglaterra durante el siglo xvii, y con ello la abolición del sistema de campo abierto, cuando la dinámica de producción y ganancia fue invertida, lo cual derivó en una forma de producción de capital sin antecedentes.

Previo al cercamiento, explica Varoufakis, en primera instancia estaba la producción, luego el señor feudal dueño de las tierras tomaba su parte de la producción, había una distribución, y hasta el final, luego de repartir y vender la mercancía obtenida, existía la financiación, es decir, el último paso en la línea económica era la financiación, de manera que no había tal cosa sin tener una producción. Sin embargo, “los cercamientos, [y con ello] el desalojamiento de los campesinos, convirtieron la tierra en mercancía, y por supuesto también a la mano de obra […] son los inicios del capitalismo […] la separación de la economía de la esfera política por primera vez” (gbh Forum Network, 2018, 8:12-8:52; traducción propia).

Con este nuevo sistema, cada pedazo de tierra tiene un valor monetario, por lo que se inaugura un mercado de bienes raíces y el dueño ahora tiene la capacidad de rentarlas por un costo calculado por diversas ecuaciones para obtener una ganancia previa a la producción. Al contrario del sistema de campos abiertos, la producción es relegada hasta el final, y quien contrata la tierra para su producción espera que lo generado con ella sea mayor al monto inicial. Lo importante a rescatar aquí es que la parte económica tiene el primer lugar, la financiación ocurre como un fenómeno a priori de toda producción, sin ninguna relación con ella. Es, como le gusta ilustrarlo a Varoufakis, una mano invisible que trasciende el tiempo y trae valor del futuro al presente, esperando que en algún punto el presente pueda pagarlo; de lo contrario, habrá crisis económicas.

Varoufakis presenta la imposibilidad del cambio en la subordinación de la política ante la economía en el sistema capitalista al hablar sobre su experiencia como ministro de finanzas de Grecia. Al momento de sentarse a conversar con los demás ministros de finanzas de Europa con propuestas de resolución para la crisis económica de 2008, el representante de Alemania le respondió: “no se pueden permitir votaciones electorales para cambiar las políticas económicas, ¿lo entiendes?” (gbh Forum Network, 2018, 43:03-43:17; traducción propia). Si comprendemos las elecciones como un proceso político para atender las exigencias de cambios en la sociedad, el argumento final del ministro de Alemania permite entender que la política no tiene la fuerza necesaria para hacer un cambio en la forma de administración económica, es decir, sus procesos deben ser respetados siempre.

Establecimiento de la ontología empresarial en el realismo capitalista

El realismo capitalista es una categoría propuesta por Mark Fisher para intentar explicar el panorama contemporáneo, en donde los ideales liberales del libre mercado han invadido todas las demás esferas. En su libro homónimo de esta categoría, Fisher comienza recordando la frase: “es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo” (Fisher, 2016, p. 22), la cual se le atribuye tanto a Frederic Jameson como a Slavoj Žižek. Esta frase apertura lo que para Fisher será el inicio de la perdición, donde no hay cabida para la posibilidad y lo único que nos queda es la resignación de un mundo que es como se nos presenta, sin posibilidad de cambio.

Esta imposibilidad la atribuye a tres sucesos importantes: en primer lugar, la victoria de Margaret Thatcher ante los sindicatos de trabajadores de minas, donde el lema “no hay alternativa” dio pie a la imposibilidad realista de mantener abiertas las minas. En segundo lugar, Fisher remarca la cualidad devoradora del realismo capitalista sobre otros sistemas: todo tiene cabida en la realidad capitalista, todo movimiento reformador y anticapitalista puede ser monetizable y, por lo tanto, comercializado como producto en el sistema capitalista, lo que hace complicada una confrontación directa. En tercer lugar está la llegada de las generaciones nacidas tras la caída del muro de Berlín. Para todos los nacidos después de la guerra fría resultó imposible vivir la lucha entre la ideología socialista y la democracia liberal; además, la mediatización del fin de la historia con la victoria del capitalismo liberal ha determinado el mundo sólo bajo su influjo, donde cualquier otra forma de administrar la economía y la política deviene no sólo inviable, sino inimaginable.

La naturalización del sistema capitalista en las generaciones post muro de Berlín es más fácil de realizar, por lo cual “el neoliberalismo buscó erradicar la categoría de valor en un sentido ético […] [y] ha instalado con éxito una ‘ontología de negocios’ en la que simplemente es obvio que todo en la sociedad debe administrarse como una empresa” (Fisher, 2016, p. 27). Y no es sólo todo en la sociedad, sino que la sociedad misma debe ser administrada como tal. Por lo tanto, la política cae en manos de la economía, ya que también la administración de la polis debe tratarse como una empresa.

Irene Comins, a partir de la lectura de Fiona Robinson, señala que “el lenguaje moral de los derechos y los deberes está inextricablemente unido a la filosofía política del liberalismo […] que actualmente domina nuestra forma de pensar sobre la economía política global, legitimidad internacional o desarrollo” (Comins Mingol, 2015, p. 166). Nuestro mediador a nivel global ha sido la política del liberalismo, es nuestro marco referencial para el mundo globalizado, no hay manera distinta de acoplarnos a la economía global y sus intercambios que no sea por medio del llamado libre mercado. A partir de él y de la división del trabajo a nivel países, debemos considerar cómo se han relegado los centros de producción y obtención de materias primas al sur global, mientras que el norte se queda con la plusvalía generada.

El realismo capitalista es un “‘sistema de equivalencia general’, capaz de asignar valor monetario a todos los objetos culturales” (Fisher, 2016, p. 14), aunque añadiríamos, de la mano de los análisis de Sayak Valencia en Capitalismo gore, que ante tal propuesta la asignación de valor monetario no sólo arrastra lo cultural, sino también la vida, la muerte y la violencia que puede mediar entre ambas. Todo es valorizado respecto a su producción: si una vida no es viable para la producción no tiene ningún valor en ese sistema. Ese valor puede estar dado por su capacidad física de producción —el trabajo en una fábrica—, por su capacidad de vender el cuerpo como último recurso material, o incluso en el cuerpo como mercancía para el ejercicio, pasivo o activo, de diversas violencias.

La ontología empresarial como eje en la visión política

En febrero de 2023, en una sesión del Comité de la Cámara de Representantes de Alaska donde se trataba el tema de las muertes de infantes como resultado del maltrato infantil, David Eastman —quien también es miembro de esa cámara— declaró que “en el caso de que el maltrato infantil resulte fatal, obviamente no es bueno para el infante, pero de hecho es un beneficio para la sociedad porque no hay necesidad de ofrecer servicios gubernamentales en el transcurso de la vida de ese infante” (Keep Avery Face, 2023, 00:02-00:13; traducción propia).

Resultaría irrisoria, si no fuera trágica, la obviedad de no pagar por los costos del tratamiento médico y psicológico de un infante por el resto de su vida, cuando ya no hay vida por tratar. Para Eastman, el bienestar social no reside en el uso del fondo estatal para salvaguardar las vidas de las víctimas de maltrato infantil, sino en conservar ese fondo lo mejor posible, ya que, bajo una lógica empresarial, la reducción de costos es percibida como buena, aunque para tal motivo deban fallecer más niños.

Cuando se confronta a Eastman por su declaración, su defensa es nuevamente una ontología empresarial: trata de razonar con los demás miembros de la Cámara de Representantes diciendo: “hablo de dólares […] se trata de un ahorro en costos, porque ese niño no necesitará ningún servicio gubernamental de apoyo, que de otro modo tendría que pagar el Estado por aquello que tuvo que pasar” (Keep Avery Face, 2023, 00:19-00:44; traducción propia). Un estado administrado como una empresa tendrá representantes como Eastman, quienes verán por el bien económico de la sociedad antes que por su bienestar. Sólo bajo una ontología empresarial este tipo de pensamiento es válido, y aunque sean pocas las veces que se presenta de forma directa el discurso político-empresarial —seguido de la respuesta negativa por parte de los otros políticos—, la razón por la que este tipo de discursos seguirá apareciendo es debido a que los asuntos de la polis son ahora secundarios a los asuntos monetarios.

Conclusiones

Como hemos visto hasta ahora, la influencia de la esfera económica ha repercutido en el pensamiento político de los gobernantes, hasta ver la administración pública como una empresa en que la generación de ganancias y la disminución de pérdidas sea la rúbrica para calificar el desempeño del Estado. La ontología empresarial concede el pretexto perfecto para ocultar una serie de injusticias sistemáticas y hacerlas pasar como procesos naturales de pérdidas con la finalidad de preservación del capital.

Si bien los conflictos bélicos de todos los tiempos tenían como finalidad el hacerse de nuevas tierras para la producción o la obtención de rentas, tales intenciones eran disfrazadas por creencias teológicas, ocultas bajo un velo divino. Hoy en día se ha reemplazado la figura divina por la economía, por lo cual es válido hablar abiertamente de mercantilización de las personas —con el nombre de recurso humano—, con el uso del argumento economicista sobre las vidas humanas que se estén consumiendo. Comprender la relación entre estos fenómenos nos ayuda a tener una visión más crítica del sistema capitalista del siglo xxi.

Lo anterior, además, se recrudece en espacios como el mexicano, donde no sólo existía una administración letal de la vida —como en el caso señalado del político Eastman—, sino que, en un ejercicio de poder necropolítico, el destino de los cuerpos mercancía es ser ultrajados previo a su descarte por inutilidad productiva. Como bien lo remarca Marta Lamas en el prólogo a Capitalismo gore: “si el capitalismo convierte a los seres humanos en mercancías, para Sayak Valencia la sangrienta dinámica en su versión neolibreal, antes de desecharlos los tortura o despedaza” (Lamas, 2022, p. 9). Es así como se conforma, para Valencia, el “lado B del capitalismo”, aquella parte del sistema invisibilizada que comienza a verse reflejada en las regiones del “lado A” y, por lo tanto, a tomar relevancia para escribir sobre ello.



Referencias

Comins Mingol, I. (2015). La ética del cuidado en sociedades globalizadas: hacia una ciudadanía cosmopolita. thémata. Revista de Filosofía, (52), 159-178. https://institucional.us.es/revistas/themata/52/9.%20Irene%20Comins.pdf

Corcuff, P. (2008). Los grandes pensadores de la política. E. Bombín Izquierdo (trad.). 2a ed. Alianza Editorial.

Fisher, M. (2016). Realismo capitalista. ¿No hay alternativa? Claudio Iglesias (trad.). Caja Negra.

Fukuyama, F. (1992). The end of history and the last man. The Free Press.

gbh Forum Network (17 de mayo de 2018). Yanis Varoufakis: is capitalism devouring democracy? [video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=gGeevtdp1WQ&t=2356s

Keep Avery Face (26 de febrero de 2023). Alaska Alaskan representative David Eastman - children being abused to death is a benefit to society [video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=yEWmShOAqO0

Lamas, M. (2022). Prólogo. En S. Valencia, Capitalismo gore (pp. 9-13). Booket Paidós.

Marshall, A. (2013). The principles of economics. 8a ed. Palgrave MacMillan.

Strauss, L. (1970). ¿Qué es filosofía política? A. A. de la Cruz (trad.). 1a ed. Guadarrama.