Burnout syndrome, physical activity and nutrition
María Araceli Ortiz Rodríguez Paola Kattyana Antúnez Bautista Alma Janeth Moreno Aguirre El síndrome de burnout, que en español es conocido como síndrome
de “quemarse” por el trabajo, fue definido por primera
vez por Freudenberger (1974), quien lo describió como la relación
del agotamiento y desgaste causado por un exceso de
fuerza o demandas de energía; esta situación ocurre cuando
un trabajador se “quema” (agota) y fracasa en su deseo por
alcanzar sus metas laborales. Podemos entender que el síndrome
de burnout afecta de manera física y mental. Sin embargo,
desde una perspectiva psicosocial, Maslach y Jackson,
en 1979, extendieron con mayor profundidad este concepto y
definieron el burnout como un síndrome de escasa realización
profesional, agotamiento emocional y despersonalización que
puede darse entre individuos que trabajan con personas de
forma directa o indirecta. The burnout syndrome was first defined by Freudenberger
(1974), who described it as “the relationship between exhaustion
and wear caused by excessive force or energy demands.
This situation occurs with a worker, who "burns out" (wears
out) and fails in his desire to achieve his work goals. We can
understand that burnout syndrome affects physically and
mentally.” However, from a psychosocial perspective, Maslach
and Jackson, in 1979, extended this concept in greater depth.
They defined burnout as a syndrome of poor professional
performance, emotional exhaustion and depersonalization,
which can occur among individuals who work with people
directly or indirectly.
síndrome de burnout, actividad física, alimentación, salud
mental, agotamiento emocional burnout syndrome, physical activity, diet, mental health,
emotional exhaustion El síndrome de burnout (sb), conocido en español como el síndrome de “quemarse” por el
trabajo, parte del concepto acuñado por Freudenberger (1974), quien lo describió como la
relación del agotamiento y desgaste causado por un exceso de fuerza y demanda de energía;
esta situación ocurre cuando un trabajador se “quema” (agota) y fracasa en su deseo por
alcanzar sus metas laborales. Sin embargo, desde una perspectiva psicosocial, Maslach y Jackson,
en 1979 profundizaron en este concepto y definieron el burnout como un síndrome de
escasa realización profesional, agotamiento emocional y despersonalización, que puede darse
entre individuos que trabajan con personas de forma directa o indirecta y que afecta de
manera física y mental (Rodríguez et al., 2017). Esta definición es muy valiosa debido a que
haremos uso de ella para relacionarla con ciertos factores de interés. La salud mental en manos del síndrome de burnout La salud física en manos del síndrome de burnout Este síndrome afecta la salud física de los trabajadores, pero repercute también en las personas
que los rodean: familia, amigos, compañeros de trabajo, clientes (Rodríguez et al., 2017).
Ligado a esto existen factores psicosociales que causan la evolución de los síntomas mentales
y físicos, que son las condiciones del lugar de trabajo, la carga física y mental de éste, así
como su contenido y sus características (Bakker et al., 2014). Detección y autoevaluación mediante un instrumento El sb en la docencia Cada dimensión revela diferentes resultados, pero hay dos dimensiones que se presentan
en menor porcentaje: el agotamiento emocional y la despersonalización. Respecto a la
dimensión de falta de realización personal, se hallaron resultados elevados asociados en
gran medida a docentes que inician su actividad laboral. Aquí entendemos que a medida que
el docente va adquiriendo experiencia, se adapta a su práctica laboral y busca estrategias
didácticas que lo ayuden a tener menor agotamiento y a sentirse más realizado. Las condiciones en las que trabaja y a las que se enfrenta el docente son grupos numerosos,
nivel escolar, tipo de familia, contexto social, entre otros. Este problema afecta directamente
la calidad educativa, al provocar menos interés en los alumnos, faltas a clases, bajo
desempeño y actitudes negativas con respecto a sus compañeros de trabajo, lo que dificulta
el buen funcionamiento de una institución educativa (Rodríguez et al., 2017). Para poder encontrar una relación o asociación entre ambos primero se recomienda realizar
intervenciones de actividad física en personas que padecen este síndrome. A grandes rasgos,
se ha observado que el beneficio potencial de la actividad física es la mejora de la percepción
del dolor corporal y de la sensación de fatiga, además de que aumenta la capacidad
de trabajo y la calidad de vida en general (Rodrigues Freitas et al., 2014). En una revisión sistemática sobre la asociación de actividad física y sb se encontró que
la actividad física disminuye fuertemente el agotamiento emocional, disminuye moderadamente
la despersonalización y aumenta moderadamente el sentido de realización personal
(Naczenski et al., 2017). Si nos preguntamos cómo actuaría la actividad física como factor preventivo, podríamos
responder que en un estudio se observó que las personas que realizaban actividad física
cada mes o que nunca la realizaban presentaron tres veces más probabilidad de padecer
sb en comparación con aquellas que realizaban actividad física a diario. Esto sugiere
que mantenerse activo físicamente puede ayudar a prevenir el desarrollo de este síndrome
(Metlaine et al., 2017). Una intervención de actividad física tiene efectos positivos sobre los síntomas del burnout,
es decir, se genera una recuperación en los sujetos que lo padecen, pero no al grado de normalizar
las dimensiones, por lo cual la actividad física puede ser un coadyuvante para la mitigación
del síndrome, pero es necesario controlar y cuidar los demás factores que interfieren
en la mejoría completa del síndrome (Brand et al., 2020).
Riesgo de burnout por peso no saludable Las personas que perciben estar mejor realizadas profesionalmente son en su mayoría
personas con un peso normal, en comparación con aquellas que presentan sobrepeso u obesidad.
En cuestión del agotamiento emocional y la despersonalización, aumenta el riesgo de
padecerlos conforme aumenta el peso (Ranchal y Vaquero, 2008). Pero recordemos que el
peso no sería el único factor de riesgo para tener el sb. Alimentación y burnout Se recomienda realizar intervenciones psicológicas, nutricionales y de actividad física en
los ambientes laborales para prevenir y tratar el sb, debido a que éstas pueden ayudar a implementar
hábitos alimentarios adecuados, aumentar la aptitud física, mitigar los síntomas
del burnout y mejorar el manejo de los aspectos cognitivos-conductuales, para que los trabajadores
tengan las herramientas para afrontar de manera más adecuada situaciones estresantes
(Ortega-Herrera et al., 2018). Bakker, A. B., Demerouti, E. y Sanz-Vergel, A. I. (2014). Burnout and work engagement: The jd-r approach. Annual Review of Organizational Psychology and Organizational Behavior, 1, 389-411. https://doi.org/10.1146/annurev-orgpsych-031413-091235 Bedoya, E. A., Vega, N. E., Severiche, C. A. y Meza, M. J. (2017). Síndrome de quemado (burnout) en docentes universitarios: El caso de un centro de estudios del Caribe colombiano. Formación Universitaria, 10(6), 51-58. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-50062017000600006 Brand, S., Ebner, K., Mikoteit, T., Lejri, I., Gerber, M., Beck, J., Holsboer-Trachsler, E. y Eckert, A. (2020). Influence of regular physical activity on mitochondrial activity and symptoms of burnout. An interventional pilot study. Journal of Clinical Medicine, 9(3), 667. https://doi.org/10.3390/jcm9030667 Das Merces, M. C., Silva, D. S., Lua, I., Oliveira, D. S., Souza, M. C. D. y D’Oliveira Júnior, A. (2016). Burnout syndrome and abdominal adiposity among Primary Health Care nursing professionals. Psicologia: Reflexão e Crítica, 29. https://doi.org/10.1186/s41155-016-0051-7 Freudenberger, H. J. (1974). Staff burn‐out. Journal of Social Issues, 30(1), 159-165. https://doi.org/10.1111/j.1540-4560.1974.tb00706.x Han, K., Trinkoff, A. M., Storr, C. L. y Geiger-Brown, J. (2011). Job stress and work schedules in relation to nurse obesity. jona: The Journal of Nursing Administration, 41(11), 488-495. https://doi.org/10.1097/nna.0b013e3182346fff Juárez-García, A., Idrovo, Á. J., Camacho-Ávila, A. y Placencia-Reyes, O. (2014). Síndrome de burnout en población mexicana: Una revisión sistemática. Salud Mental, 37(2), 159-176. https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumenI.cgi?idarticulo=49329 Metlaine, A., Sauvet, F., Gomez-Merino, D., Elbaz, M., Delafosse, J. Y., Leger, D. y Chennaoui, M. (2017). Association between insomnia symptoms, job strain and burnout syndrome: a cross-sectional survey of 1300 financial workers. bmj Open, 7. http://dx.doi.org/10.1136/bmjopen-2016-012816 Naczenski, L. M., De Vries, J. D., Van Hooff, M. L. M. y Kompier, M. A. J. (2017). Systematic review of the association between physical activity and burnout. Journal of Occupational Health, 59(6), 477-494. https://doi.org/10.1539/joh.17-0050-ra
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orcid: 0000-0003-0847-0261/araceli.ortiz@uaem.mx
Facultad de Nutrición, Universidad Autónoma del Estado de Morelos (uaem)
orcid: 0000-0002-0170-7783/paola.antunez@uaem.edu.mx
Facultad de Nutrición, Universidad Autónoma del Estado de Morelos (uaem)
orcid: 0000-0001-9076-5987/alma.moreno@uaem.mx
Facultad de Comunicación Humana, Universidad Autónoma del Estado de Morelos (uaem)
resumen
abstract
palabras clave
key words
Definición del síndrome de burnout
Es importante conocer la forma específica en que se expresa este síndrome. De acuerdo con
su grado de desarrollo, sus manifestaciones se pueden clasificar en leves (quejas mínimas, dificultad
para levantarse en la mañana), moderadas (aislamiento, cinismo, negativismo), graves
(lentitud, automedicación, absentismo, abuso de drogas lícitas e ilícitas) y extremas (aislamiento
muy marcado, colapso, cuadros psiquiátricos, suicidios) (Seguel y Valenzuela, 2014).
Como se dijo anteriormente, no solamente existen síntomas mentales, sino también hay manifestaciones
físicas, las cuales se centran en los siguientes síntomas: fatiga; alteraciones del
sueño; dolores de cabeza, de garganta y musculares; problemas gastrointestinales, desórdenes
alimenticios, entre otros. Y esto puede ocasionar todo tipo de enfermedades crónicas no
transmisibles, como afecciones cardiovasculares y respiratorias, diabetes y cáncer.
En este contexto, resulta prioritario detectar y evaluar a las personas con riesgo de padecer
el sb. Por ello, en 1996, Maslach y Jackson crearon el test Maslach Burnout Inventory (mbi).
Los autores utilizaron su definición y crearon tres dimensiones: 1) la realización personal en
el trabajo, que aparece como una inclinación a evaluarse negativamente en relación con su
labor y su persona; 2) el agotamiento emocional, que hace referencia a un agotamiento de energía y de recursos personales emocionales como consecuencia de la carga emocional que
implica enfrentarse a las demás personas; y 3) la despersonalización o cinismo, que hace referencia
a todas las actitudes y sentimientos negativos hacia otros, como el maltrato o el trato
inhumano; se puede interpretar como la pérdida de la personalidad (Juárez-García et al.,
2014; Rodríguez et al., 2017).
Este síndrome es común en docentes. Estudios realizados en esta área de trabajo presentan
diversos puntos, como que el sb se asocia al género y que son las mujeres las que lo padecen
con mayor frecuencia (Bedoya et al., 2017). Por ejemplo, en 2016, en la Universidad Autónoma
del Estado de Morelos se llevó a cabo un estudio de caso en el que participaron 58 trabajadores
de la Facultad de Comunicación Humana; la mayoría fueron mujeres (80%), a quienes
se les aplicó el test mbi. Los resultados arrojaron que el agotamiento emocional es más propenso
en mujeres que en hombres (Padilla et al., 2016).Relación entre el sb y la actividad física
Las personas que padecen sobrepeso u obesidad tienen más riesgo de presentar síntomas
de depresión, mala salud, sedentarismo e incluso sb (Han et al., 2011). De forma más específica,
si se tiene la condición de adiposidad abdominal elevada (grasa localizada en el abdomen),
existe el riesgo de presentar más agotamiento emocional, más despersonalización y
menos realización personal (Das Merces et al., 2016).
La alimentación puede verse afectada en las personas con burnout, debido a que pueden ser
más vulnerables a la alimentación emocional y descontrolada, e incluso se refleja una capacidad
limitada para realizar cambios en su conducta alimentaria. Por lo tanto, se sugiere que
primero se trate el síndrome y después se trabaje en la normalización de la conducta alimentaria,
en caso de que esté alterada (Nevanperä et al., 2012).
Referencias