Agricultura y migración laboral en Morelos

Kim Sánchez Saldaña

Profesora e investigadora, Facultad de Humanidades, uaem

El presente artículo busca dar a conocer los resultados y avances de investigación de estudiantes y profesores de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (uaem), que han realizado distintos proyectos bajo la línea de generación y aplicación del conocimiento denominada Agricultura y Migración Laboral en Morelos, de la cual he sido responsable desde 2002, adscrita al cuerpo académico Grupos Culturales, Espacios y Procesos Regionales en la Globalización.

Esta línea de investigación se conformó en la convicción de que la perspectiva antropológica sobre diversas facetas de la actividad agrícola, podía ofrecer una comprensión más amplia de los modos de vida y las relaciones sociales en ámbitos rurales morelenses. Se ha sostenido que las estrategias productivas y los mercados de trabajo rural en Morelos —como en muchas regiones del país— son espacios sociales complejos y escenarios de relaciones interétnicas, dada la creciente tendencia de las comunidades indígenas a incorporarse a diferentes flujos de trabajadores agrícolas.

Al inicio, en esta línea de trabajo se impulsaron pesquisas centradas en conocer, actualizar y analizar fenómenos migratorios asociados a regiones agrícolas del estado de Morelos, identificadas como polos de atracción de jornaleros indígenas temporales que se desplazaban desde Guerrero y Oaxaca. Posteriormente, las problemáticas de interés se fueron ampliando a otros núcleos temáticos, actores sociales y regiones, todos ellos relacionados con aspectos socioculturales del empleo rural, las estrategias productivas de los agricultores y las cadenas agroalimentarias.

A lo largo de estos años han participado estudiantes y egresados de la Licenciatura en Antropología Social de dicha institución educativa, así como prestadores de servicio social, colaboradores, asistentes de investigación y tesistas. Entre los últimos destaca una docena de proyectos de investigación para tesis de licenciatura o posgrado, en su mayoría beneficiados con becas de apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (conacyt).1

Esta breve reseña pretende resaltar algunos de los hallazgos alcanzados en su conjunto.

Regionalización de los estudios de caso

El desarrollo de la agricultura comercial de hortalizas, frutas y flores en Morelos, desde los años sesenta del siglo pasado, ha tenido múltiples impactos demográficos, sociales, económicos y ambientales que se hacen sentir principalmente en las áreas rurales, pero que afectan al conjunto de la población del estado y regiones vecinas. En buena medida, dichas mutaciones son la expresión local de tendencias nacionales y globales sobre el papel cambiante de la agricultura y los sistemas agroalimentarios en el conjunto de la sociedad. Además, entendemos que dichas transformaciones se traslapan y eclosionan con procesos macroestructurales que redefinen las relaciones campo-ciudad en una entidad que, como Morelos, está sometida a fuertes presiones urbanizadoras.

En este contexto, en el ámbito rural morelense los productores agropecuarios han protagonizado grandes permutas en pocas décadas, demostrando gran versatilidad en la gestión de sus recursos, combinando la reconversión productiva con la preservación de la milpa, complementando el trabajo familiar con la contratación de peones, o bien, manteniendo viejas y nuevas formas de viabilizar sus acosadas economías campesinas.

Como parte de esa historia reciente se ha dado la conformación y consolidación de polos de atracción de trabajadores agrícolas asalariados de carácter estacional, procedentes desde regiones vecinas de los estados de Puebla, Oaxaca y Guerrero; pero esto ya no solamente de los tradicionales contingentes de cortadores que se incorporaban a la zafra azucarera, sino de nuevas corrientes orientadas al cultivo y la pizca de productos frescos, demandados tanto en el mercado interno como en el internacional.

Como se dijo antes, en el diseño de esta línea de investigación, desde 2002, seleccionamos espacios identificados como nichos migratorios de jornaleros agrícolas en Morelos: la producción de jitomate de temporal en los Altos de Morelos, la cosecha de angú en la región sur, así como la del ejote en el oriente del estado. En todos los casos, la información indicaba que el grueso de los trabajadores se retiraban al término de la temporada de cosechas para regresar a sus comunidades de origen, de donde surgían, entre otras, interrogantes sobre cuáles eran sus formas de vida e interacción con la población local.

Cabe aclarar que tratándose de migrantes temporales con una residencia menor a seis meses en Morelos, su presencia no había sido captada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi), y solo en algunos casos se contaba con un registro parcial realizado por el Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas (paja), dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social (sedesol). Por ello, consideramos que los estudios realizados constituyen una valiosa fuente de información sobre fenómenos escasamente documentados, aunque esos desplazamientos sean conocidos por pobladores en los ámbitos local o regional.

En la medida que se fueron sumando estudiantes y tesistas, se incorporaron nuevos estudios que no estaban centrados en documentar corrientes de jornaleros migrantes, sino en focalizar a trabajadores locales, productores agrícolas y sus canales de comercialización. Por un lado, se realizaron estudios abocados a comprender las lógicas de reproducción de campesinos y empresas familiares, vinculadas con redes de distribución y orientadas al mercado nacional. Por otro lado, y en contraste con lo anterior, el propósito fue mesurar el impacto económico, social y cultural de modernas empresas orientadas a la exportación de hortalizas, especias y flores. Para facilitar la exposición, agruparemos geográficamente los estudios realizados, resumiendo sus objetivos y aportes.

Los Altos de Morelos y sus vecinos mexiquenses

En los Altos de Morelos tiene lugar una actividad agrícola dinámica, ampliamente documentada por Elsa Guzmán Gómez,2 consistente en la producción de jitomate, tomate y pepino para el mercado nacional, la cual se concentra en los municipios de Atlatlahucan, Totolapan, Tlayacapan y Yecapixtla. Esta actividad es el principal sustento de muchas familias campesinas de esos lugares, pero también de familias de Oaxaca y Guerrero, ya que ha representado uno de los polos de atracción jornalera más relevantes en el estado, al que acuden miles de trabajadores migrantes desde comunidades indígenas de diferente filiación étnico-lingüística de esos estados. Nuestro equipo de investigación ha realizado un extenso trabajo de campo en las comunidades de Totolapan, Atlatlahucan y Achichipico, de 2004 a 2007.3 Entre otros logros, se han identificado las principales comunidades de origen de los trabajadores migrantes y sus patrones migratorios.

Quetzalli Estrada Lima llevó a cabo un proyecto específico sobre cómo este exitoso modelo de explotación agrícola en pequeña escala se había extendido hacia los municipios vecinos de Atlautla, Ozumba y Tepetlixpa, en el estado de México.4 Los pequeños productores mexiquenses compartían tecnología, redes de comercialización y mano de obra, último factor fundamental para explicar la rentabilidad de esa producción. Los datos etnográficos obtenidos arrojaron luz sobre el comportamiento de los distintos flujos migratorios, su procedencia y sus trayectorias. La autora encuentra en los municipios mexiquenses que, al igual que en los Altos de Morelos, el predominio de ciertas comunidades mixtecas y tlapanecas en los distintos centros de contratación está asociado a redes parentales, relaciones de paisanaje y vínculos con productores locales.

Por su parte, Percy Betanzos Ocampo analizó en esta región el uso de agroquímicos, una práctica extendida en la producción de jitomate entre los pequeños productores quienes, pese a su limitado capital, requieren garantizar el rendimiento de sus cosechas.5 La investigadora descubre que la exposición a agroquímicos afecta, en primer lugar, a los propios productores, debido al carácter familiar de las empresas agrícolas. Al enmarcar su estudio en la perspectiva de percepción del riesgo, la autora encontró discursos en la cultura laboral que muestran la importancia de los factores culturales en el manejo de los agroquímicos y que coadyuvan a dar poca visibilidad al uso indiscriminado de plaguicidas en Morelos, lo cual tiene serios impactos ambientales y en la salud de la población.

Asimismo, Gustavo Flores Zúñiga,6 años después, llevó a cabo una interesante etnografía sobre la gestión de los recursos en los productores de miel en Ocuituco, un municipio adyacente a esa región alteña. Su investigación revela la importancia de la trashumancia apícola, una tradición artesanal reciente pero adecuada a los valores culturales y lógicas de reproducción social de las economías domésticas.

Región sur y empresas exportadoras

En el sur de Morelos, Adriana Saldaña Ramírez y quien escribe hemos realizado estudios sobre el impacto económico y social de la producción de una hortaliza exótica poco conocida en México, el angú u okra.7 En esta actividad predomina una empresa de capital extranjero, establecida desde los años ochenta en Morelos para cubrir la demanda invernal de clientes selectos en Estados Unidos. Representa el típico caso de un producto no tradicional de exportación, controlado por una agroindustria con alta inversión que adecua su funcionamiento para satisfacer un mercado con estándares internacionales.

Una compleja y jerarquizada estructura ocupacional, segmentada por criterios étnicos, de género y origen migratorio, tiene en su base a centenares de familias de jornaleros indígenas nahuas que cortan manualmente el producto de noviembre a abril, y que provienen de las regiones del Alto Balsas y la Montaña de Guerrero. Por más de una década, Adriana Saldaña ha dado especial seguimiento a los trabajadores migrantes, en un cuidadoso estudio longitudinal.8 Con base en ello, la investigadora ha podido documentar, entre otros aspectos relevantes, las trayectorias laborales y prácticas espaciales de los grupos domésticos de esa comunidad que migran hacia diferentes destinos dentro y fuera del país. La autora sostiene que la flexibilidad de los grupos domésticos para ajustarse a las diversas unidades socioespaciales depende de varios factores fundamentales, entre ellos, los repertorios culturales del grupo.

Tomando como escenario la empacadora de esta misma agroindustria en Puente de Ixtla, Jesseca Taboada Muñoz realizó una etnografía sobre las mujeres locales que se emplean de noviembre a mayo.9 El trabajo temporal de selección y empaque de angú, así como otros productos frescos, es intensivo y monótono, a pesar de lo cual ha sido bien recibido por la población local, pues en la región existen pocas oportunidades laborales para ellas. Las entrevistas directas permiten a la autora afirmar que en esta empacadora las trabajadoras se encuentran en condiciones de vulnerabilidad —económica, social, cultural y de género—, que facilitan la precarización del empleo.

En la misma región, pero en otra agroindustria, Erandy Toledo Alvarado problematiza sobre el impacto de la producción y exportación de hierbas aromáticas por parte de una empresa de capital extranjero, y se enfoca en documentar cambios en el patrón de cultivos y en el mercado de trabajo y de tierras en Cuauchichinola, Mazatepec y Amacuzac.10 La investigadora reflexiona sobre los efectos que los nuevos patrones de consumo alimentario en países centrales tienen en comunidades distantes subordinadas a empresas globales y sus nichos de mercado, que en este caso consisten en prestigiosas cadenas de restaurantes en Estados Unidos.

Región oriente, territorio de alta movilidad

La cosecha de ejotes en la región oriental representa el polo de atracción más relevante de jornaleros indígenas migrantes de la Montaña de Guerrero en Morelos, que se desplazan en familia.11 En su tesis sobre la cadena de producción y comercialización de ejote, Kris Natalia Gómez Rodríguez encontró que dicho cultivo se fue expandiendo en el siglo xxi hacia los municipios de Axochiapan, Jantetelco, Jonacatepec y Tepalcingo.12 Asimismo, que se trata de una cadena coordinada donde diversos agentes locales y extralocales comparten una red social, de lealtades e intercambio de favores que trascienden las relaciones de oferta-demanda.

Por su parte, Guadalupe Xochitla Patiño se enfocó en el efecto de esa reconversión productiva de los ejidatarios orientales en la construcción de mercados de trabajo para migrantes temporales en Tepalcingo, uno de los municipios que forma parte de las nuevas zonas ejoteras.13 Sus estudios muestran cómo la ampliación espacial de la demanda de trabajo estacional crea nuevos itinerarios de las corrientes de jornaleros migrantes de la Montaña de Guerrero, las cuales se vinculan con las redes sociales de migrantes asentados en Tenextepango, municipio de Ayala.

Recientemente, Adriana Saldaña presentó su tesis doctoral en la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Desarrollo Rural de la uaem, la cual trata sobre el desarrollo de un centro de contratación laboral en Tenextepango,14 un aporte sustancial al conocimiento sobre la región.

Por otra parte, Jacqueline Ocampo Galicia investigó sobre trabajadores agrícolas nativos de Tepalcingo, que antes se empleaban localmente en la cosecha de cebollas, una actividad que dio dinamismo a la región hasta finales del siglo pasado y cuyo actual declive los obliga a peregrinar hacia Chihuahua y Coahuila.15 Su estudio ilustra las dificultades de los modelos de agricultura comercial de los pequeños productores morelenses y, a la vez, la expulsión de trabajadores oriundos especializados en ese cultivo a modernas regiones agrícolas en el norte del país.

Región centro y la agricultura periurbana

Finalmente, en el centro del estado se pueden reseñar hasta el momento cuatro investigaciones, una de ellas dedicada a la producción de fresas para el mercado regional, y las tres restantes, ligadas con la floricultura pero disímiles en su modelo de gestión.

En primer lugar, Circe Martínez Giner analiza la pequeña producción de fresa en Oacalco, municipio de Yautepec, que realizan inmigrantes mixtecos originarios del municipio de Metlatónoc, en la Montaña de Guerrero, que ahora son productores independientes radicados en Morelos.16 Un factor decisivo fue la disponibilidad de tierras irrigadas para arrendar, lo cual coincide con el cierre del ingenio azucarero en esa localidad, producto de la crisis de la economía ejidal cañera. Paradójicamente, el cierre de espacios para unos campesinos se abre para otros.

En Yautepec, Carolina Corral Paredes investigó una empresa extranjera exportadora de esquejes de flores (material vegetativo).17 Su estudio, centrado en la experiencia de las trabajadoras que laboran en los invernaderos, muestra cómo este tipo de empresas crean empleos precarios, inestables, con sistemas intensivos de trabajo y en entornos de riesgo por uso desmedido de agroquímicos. De modo similar al estudio en la empacadora de angú, el estudio de Carolina Corral ofrece un acercamiento a la feminización del trabajo y las relaciones de género en la empresa floricultora.

En contraste con ese perfil de unidad productiva, Sánchez y Saldaña realizaron una investigación sobre las estrategias productivas de los viveristas que cultivan y comercializan flores y plantas de ornato en Tetela del Monte, una comunidad de origen campesino al norte de Cuernavaca.18 El estudio destaca, entre otros aspectos, la importancia de la organización familiar y el intercambio entre redes parentales y amicales, con base en relaciones de reciprocidad. Otro modelo similar de gestión del viverismo lo investigó Paola Marina Ávila Carranza en Jiutepec, un municipio conurbado de Cuernavaca.19

Esta agricultura periurbana es protagonizada por indígenas mixtecos residentes, originarios del municipio de Tlalixtlaquilla, en la Montaña de Guerrero. También en forma análoga a los productores freseros, la investigadora considera que la trayectoria de los mixtecos expresa su movilidad social, pues transitaron de jornaleros a productores independientes. La autora muestra cómo este grupo mixteco en Jiutepec se distingue por desarrollar redes y espacios sociales marcados por su filiación étnica.

Agricultura campesina y reproducción social

Las investigaciones aquí reseñadas se han centrado en la situación y el devenir de la agricultura comercial campesina y las estrategias de reproducción social de los hogares rurales morelenses y comunidades vecinas involucradas.

En varios estudios de caso ha predominado el interés por documentar la interdependencia estructural entre la agricultura comercial de Morelos y la agricultura de subsistencia de regiones cercanas, la cual se ha expresado en relaciones interétnicas entre mestizos e indígenas de diversos pueblos, o entre pequeños productores y campesinos-jornaleros movilizados en modalidades de migración pendular.

Sin embargo, a lo largo de una década de estudios hemos constatado cierta erosión de esta relación de intercambio entre sistemas agrícolas de pequeña escala, lo cual en gran medida es producto, por un lado, de la desarticulación de la economía campesina en las comunidades de origen de los migrantes y, por otro lado, de las dificultades de los productores morelenses para sacar adelante sus cosechas, o bien, de su repliegue hacia otras fuentes de ingreso menos inciertas.

Nuestras pesquisas constatan que, en general, en el campo morelense se profundiza ese proceso de polarización social, lo cual ha fomentado mayor incursión de las mujeres en relaciones asalariadas y migración internacional desde áreas rurales. Este fenómeno complejo y multicausal se refuerza ante la creciente incursión, desde los años noventa del siglo anterior, de una agricultura empresarial en Morelos, la cual aprovechando ventajas de acceso a tierra, agua, infraestructura y servicios que se le facilitan por su proximidad a la capital del país, cuenta además con abundante mano de obra flexible y capacitada, pero vulnerada por la crisis de la agricultura tradicional del estado, la escasez de empleos y la desregulación de las relaciones laborales.

Este artículo pretende compartir nuestras inquietudes y darle mayor difusión a las investigaciones realizadas bajo el proyecto general Agricultura y Migración Laboral en Morelos, esperando que esto sea de interés y sirva para documentar, comparar, profundizar o abrir nuevas interrogantes sobre estos escenarios o problemáticas afines.

Notas

1 Kim Sánchez Saldaña (coord.), Siembras, cosechas y mercados. Perspectivas antropológicas de la agricultura en Morelos, uaem/Juan Pablos Editor (Ediciones Mínimas, Antropología 1), Cuernavaca/México df, 2009.

2 Elsa Guzmán Gómez, Persistencia y cambio, los campesinos jitomateros de Morelos, tesis de Maestría en Desarrollo Rural, uam-x, México df, 1991.

3 Kim Sánchez, “El albergue de Atlatlahucan, Morelos. Perfiles y trayectorias de los jornaleros migrantes”, en Pablo Castro Domingo (coord.), Dilemas de la migración en la sociedad postindustrial, Miguel Ángel Porrúa, México df, 2008, pp. 39-64.

4 Quetzalli Estrada Lima, La colonia Guadalupe Hidalgo, un nuevo centro de contratación de jornaleros migrantes en el sureste del estado de México, tesis de Licenciatura en Antropología Social, uaem, Cuernavaca, 2006.

5 Percy Betanzos Ocampo, Fumigados. Una revisión general sobre el manejo, control, uso y problemática de agroquímicos en los Altos de Morelos, tesis de Licenciatura en Antropología Social, Cuernavaca, uaem, 2006.

6 Gustavo Flores Zúñiga, La gestión de los recursos: el caso de los productores de miel de Ocuituco, Morelos, tesis de Licenciatura en Antropología Social, uaem, Cuernavaca, 2011.

7 Kim Sánchez, “Tierra y trabajo para forjar una cadena de productos frescos en una región agrícola en México”, en Wim Pelupess y César Romero (eds.), Teoría y práctica del enfoque de cadenas globales de mercancías en América Latina, Universidad Mayor de San Simón/Universidad de Tilburg, Cochabamba/Tilburg, 2003, pp. 145-184; Kim Sánchez, “El angú mexicano: un ‘exótico’ producto de la globalización”, en Beatriz Canabal, Gabriela Contreras y Arturo León (coords.), Diversidad rural. Estrategias económicas y procesos culturales, uam-x/Plaza y Valdés, México df, 2006, pp. 203-226; Kim Sánchez y Adriana Saldaña (coords.), Buscando la vida. Productores y jornaleros migrantes en Morelos, uaem/Plaza y Valdés, Cuernavaca/México df, 2009; Kim Sánchez y Adriana Saldaña, “Configuración de corrientes migratorias alrededor del mercado de trabajo de la okra en Morelos”, en Sara Lara (coord.), Los encadenamientos migratorios en espacios de agricultura intensiva, Miguel Ángel Porrúa/El Colegio Mexiquense, México df/Zinacantepec, 2011, pp. 151-212.

8 Adriana Saldaña Ramírez (coord.), Todos son de casa, hasta los que no están. Organizando la vida entre los grupos domésticos migrantes de una comunidad nahua de Guerrero, inah, México df, 2012.

9 Jesseca Taboada Muñoz, Mujer y trabajo: feminización laboral y relaciones de género en la Empacadora de Puente de Ixtla, Morelos, tesis de Licenciatura en Antropología Social, uaem, Cuernavaca, 2008.

10 Erandy Toledo Alvarado, Transformaciones actuales en la agricultura local. El caso de Cuauchichinola, Morelos, tesis de Licenciatura en Antropología Social, uaem, Cuernavaca, 2008.

11 Kim Sánchez, “Calidad y modo de vida en jornaleros estacionales en Tenextepango, Mor. Reflexiones desde una antropología de las migraciones”, en Magali Daltabuit, Juana Mejía y Rosa Lilia Álvarez (coords.), Calidad de vida, salud y ambiente, unam-crim (Colección Multidisciplina), Cuernavaca, 2000, pp. 323-334; Kim Sánchez, “El estudio de los intermediarios y la dimensión sociocultural en el mercado de trabajo agrícola”, Dimensión Antropológica, año 7, vol. 18, enero-abril de 2000, pp. 53-88.

12 Kris Natalia Gómez Rodríguez, La construcción de una cadena de comercialización de ejote en Tenango, Morelos, tesis de Licenciatura en Antropología Social, uaem, Cuernavaca, 2008.

13 Guadalupe Xochitla Patiño Mejía, La construcción de mercados de trabajo rural en Morelos. El caso de la producción de ejote en Tepalcingo, tesis de Licenciatura en Antropología Social, uaem, Cuernavaca, 2008.

14 Adriana Saldaña Ramírez, La configuración de Tenextepango, y otras colonias aledañas, como un centro de contratación multirregional de mano de obra para las cosechas de hortalizas y frutas, tesis de Doctorado en Ciencias Agropecuarias y Desarrollo Rural, uaem, Cuernavaca, 2014.

15 Jacqueline Lucila Ocampo Galicia, Cosechando cebollas en Chihuahua y Coahuila, un estudio de jornaleros agrícolas migrantes de la comunidad de Tepalcingo, Morelos, tesis de Licenciatura en Antropología Social, uaem, Cuernavaca, 2014.

16 Circe Martínez Giner, Migrantes mixtecos: productores independientes en Oacalco, Morelos, tesis de Licenciatura en Antropología Social, uaem, Cuernavaca, 2008.

17 Carolina Corral Paredes, Para las mujeres las flores. Género y trabajo en una empresa floricultora en Morelos, tesis de Licenciatura en Antropología Social, uaem, Cuernavaca, 2008.

18 Kim Sánchez Saldaña y Adriana Saldaña Ramírez, “Posibilidades y limitaciones de los pequeños productores en la horticultura ornamentales: el caso del viverismo en Tetela del Monte, Morelos”, en Héctor Fletes Ocón (ed.), Pequeños productores y vulnerabilidad global alimentaria, unach/rishort, San Cristóbal de las Casas, 2010, pp. 121-145.

19 Paola Marina Ávila Carranza, Migración, viverismo y nuevos espacios de una comunidad mixteca asentada en una zona periurbana de la Ciudad de Cuernavaca, tesis de Licenciatura en Antropología Social, uaem, Cuernavaca, 2013.