♦ Ángel Miquel
uaem/Ficticia (Biblioteca de Ensayo Contemporáneo)
Cuernavaca/México df, 2015, 134 páginas
isbn: 978-607-8332-85-4
La importancia de esta obra radica en que permite entender los modos en que las luchas por el poder político, los intereses financieros, las inercias y rupturas sociales del país como coyunturas históricas derivadas de todo esto, como la derrota del vasconcelismo, la llegada del exilio republicano español o el teatro de revista de la Ciudad de México en la primera mitad del siglo xx, fueron dando forma al cine. De la misma manera, o como el título apunta, los temas estudiados en los diferentes ensayos dan cuenta de la influencia que tuvo el cine en la realidad social del país. Entre otras cosas, nos permiten ver las maneras en que el poder político en México controló, subyugó y terminó por eliminar aquellas acciones y posiciones que se salían, no tanto de los valores establecidos, sino de los cauces en los que estos valores eran, han sido y quizás sigan siendo impuestos en la sociedad.
De manera sutil, el libro va plantando picas cinematográficas e individuales en la manera en que el discurso del poder y el de su crítica se enfrentaron durante el siglo xx, en los resultados que ese enfrentamiento tuvo y, quizás esto es lo más importante, en el rescate de esas vivencias y voces vivas que intentaron hacer algo y que el caudal ruidoso del discurso del poder en México silenció, olvidó o cercenó.
El libro se divide en dos partes: la primera, titulada “Cine e historia”, abarca tres temas del cine mexicano. El primero de ellos, sobre la imagen erótica femenina de los años veinte, estudia la representación del cuerpo desnudo en México, desde que aparecieron algunas fotografías de obras clásicas en la Revista Moderna (1898-1903), como Leda de Miguel Ángel, hasta la producción de películas pornográficas del cine silente mexicano. El segundo tema abordado es la Revolución mexicana. Con el cine sonoro en puertas se realizaron múltiples obras alrededor del porfiriato y la Colonia. Principalmente, el autor estudia el cine sobre el Centauro del Norte, Francisco Villa. Como último ensayo de esta primera parte se aborda la película El compadre Mendoza, basada en un relato homónimo de 1932 que narra una historia análoga a Emiliano Zapata.
La segunda parte del libro se titula “Cine y literatura”, y en ella el autor explora la historia del escritor Max Aub, español exiliado en México, y su incursión en el cine y la cultura contemporánea mexicana, como su acercamiento a Mario Moreno Cantinflas. El segundo ensayo habla sobre el escritor Agustín Yáñez y el contacto que se produce entre su literatura y el cine, especialmente entre la obra La creación y su parecido con escenas cinematográficas.
Por último, el ensayo con que finaliza el libro aborda al poeta mexicano Octavio Paz y su interacción indirecta con el cine, lo que asombra al autor y lo lleva a explorar la casi nula participación de Paz en el séptimo arte, sobre todo en un tiempo en el que el cine mexicano mostró su época de oro.
♦ Alfonso Valenzuela Aguilera
uaem/Juan Pablos Editor (Colección de Autor)
Cuernavaca/Ciudad de México, 2016, 313 páginas
isbn: 978-607-8434-62-6
El Estado ha utilizado el miedo como forma de control de la sociedad desde tiempos remotos. Durante el siglo xix, esta estrategia tuvo su auge a través del panóptico empleado en las cárceles para vigilar e intimidar a los presos. Fue Michael Foucault quien habló sobre este método y las consecuencias que tenía en la sociedad al llevarse a un plano más público. Por ello, en esta obra se ha hecho una analogía de la construcción espacial de las ciudades como medio de sujeción de la sociedad a través del panóptico, de tal modo que, gracias a la observación desde edificios altos, se puede mantener vigilada a la población. A su vez, esta vigilancia se transforma en el miedo a ser observados, en respuesta a lo cual surge la delincuencia como forma de resistencia.
En esta investigación se cuestiona el papel que representan los mecanismos de vigilancia dentro de la estructura de poder y cómo se fortalecen cada vez más alrededor de los grupos dominantes. A su vez, se formula la hipótesis de que los problemas sociales incrementan los índices delictivos y aumentan la inseguridad en México, lo cual propicia una asociación entre el miedo y el entorno urbano, adoptando perspectivas epistemológicas para entender con mayor precisión el fenómeno del miedo a la delincuencia. Con base en lo anterior, se describe un modelo de economía espacial para las ciudades latinoamericanas en el cual existen el mercado legal, el ilegal y el informal. Cuando el Estado intenta diluir la economía informal a través de normas y controles se fortalece el crimen organizado, que atrae a la población joven hacia lo ilegal y, por lo tanto, afecta el orden social comunitario.
Asimismo, uno de los planteamientos que se hacen en esta obra es que el territorio constituye un marco indispensable para entender las dinámicas sociales y políticas de una sociedad. Cuando una sociedad deja de enmarcarse en las relaciones sociales a través de los mecanismos de poder, el Estado recurre a la ocupación militar de las aceras públicas antes que invertir en estrategias de bienestar social para las comunidades marginadas. Por su parte, la sociología desarrolla estudios acerca del crimen y cómo las distintas interpretaciones culturales, estructurales y racionales del poder se entienden en el territorio como mecanismos de defensa.
En respuesta a los mecanismos de poder, las ciudades latinoamericanas, especialmente en sus colonias y vecindades, crean valores compartidos entre sus habitantes como forma de resistencia para mantener vigentes los controles sociales y mediar los diferentes niveles delictivos producidos por el miedo social. Como ejemplo de ello, existen en distintos lugares redes comunitarias de mujeres que han podido construir o restablecer las estructuras de apoyo solidario para hacer frente a la violencia que las afecta directa o indirectamente, así como al entorno en el cual los vínculos sociales se vuelven cada vez más precarios.