El saber tradicional del cuezcomate en Morelos

♦ Óscar Alpuche Garcés

uaem (Praxis Digital 1)
Cuernavaca, 2015, 84 páginas
isbn: 978-607-8434-17-6 (impreso)
e-isbn: 978-607-8434-16-9 (epub)

El saber tradicional del cuezcomate en Morelos, obra realizada por Óscar Alpuche Garcés, logra dar una descripción detallada sobre la elaboración de un granero tradicional. Es una etnografía que muestra la relación social que se establece entre el ser humano y un producto del campo, como el maíz, mediante la construcción de un granero tradicional, también conocido como cuezcomate.

El origen de estos graneros se encuentra anclado en la región que Paul Kirchhoff (1960) denominó como Mesoamérica. En el caso de la república mexicana, este tipo de infraestructura se ha encontrado en los valles de México, Toluca, Puebla-Tlaxcala y en la región occidental del estado de Chihuahua. Su función es almacenar semillas (principalmente maíz), manteniéndolas en condiciones que permitan que el uso de las mismas sea para el autoconsumo o la venta.

Desde la perspectiva indígena y campesina, el cuezcomate tiene un significado de permanencia. La elaboración de estos graneros se relaciona con la conservación del maíz, mediante el conocimiento tradicional y la transmisión del mismo; por tal motivo, resulta interesante acercarse a conocer este libro.

Éste tiene cuatro ejes que ordenan el proceso de investigación. El primero muestra un análisis sobre los saberes tradicionales y el papel que éstos representan en las comunidades rurales e indígenas, cuya intención es mostrar la manera en que se construyen los saberes, la forma en que se transmiten, la función de la memoria colectiva y los problemas a los que se enfrentan los saberes tradicionales en el mundo actual.

En este apartado, se rescata y hace justicia a los conocimientos campesinos, pues el autor considera que las decisiones y las técnicas campesinas se encuentran permeadas por conocimientos preexistentes relacionados con exigencias técnico-científicas que permiten la supervivencia campesina. Los campesinos se apropian de los recursos de los que disponen y les asignan valores, significados, construyen mitos y símbolos en torno al mundo material con el que interactúan.

El conocimiento tradicional, en el caso de la agricultura, entiende el uso de los recursos naturales basándose en una experiencia prolongada en el tiempo. Es un proceso que incluye un conocimiento íntimo del medio físico, en el que la transmisión del conocimiento y las habilidades tienen su origen en la educación desde la infancia, pues los niños son partícipes de las actividades productivas y de intercambio con la naturaleza; mientras que los “maestros” son los individuos de mayor edad. De esta manera, el saber tradicional se transmite a través de la memoria histórica mediante su representación en una imagen o de manera verbal.

Los problemas a los que se enfrenta el conocimiento tradicional (desde una perspectiva cientificista) es que carece de métodos, técnicas, un registro sistemático y cuidadoso de los hechos que lo sometan al análisis. La transmisión del conocimiento mediante la palabra y la acción pueden convertirse en un filtro que lo hace susceptible de ser modificado, condenándolo a su extravío.

El segundo apartado, “Tradición y elaboración del cuezcomate”, describe la vida social campesina y las actividades productivas relacionadas con la siembra del maíz, pues es en ellas donde adquiere importancia el cuezcomate, ya que, además de preservar la semilla, permite la reproducción de la vida campesina y asegura el siguiente ciclo de cultivo. Los usos que los campesinos dan a estos graneros son dos: proteger a las semillas del maíz de las plagas y enfermedades y prevenir las calamidades de cosechas pobres.

La construcción de estos graneros tradicionales varía en cada región; esto incluye también los materiales que se emplean en su elaboración, aunque las partes que lo componen casi siempre son las mismas: una base circular hecha de piedra, una olla, un orificio de salida del maíz, boca o entrada, techo de zacate y un ápice de techo.

En particular, la descripción etnográfica refiere dos formas diferentes de construir los cuezcomates: una en el sur (Xoxocotla) y la otra en el oriente (Chalcatzingo) del estado de Morelos. Las diferencias que se presentan en estos dos graneros son de forma, construcción, materiales y tamaño; pese a que ambos son del estado de Morelos, cuentan con peculiaridades que forman parte de la construcción de los saberes. Por mencionar un ejemplo, el granero de Chalcatzingo es ovoide, tiene ventilación en su base y mide entre tres y 5.8 m, mientras que el de Xoxocotla es vasiforme, no tiene ventilación y mide entre 3.21 y 3.96 metros.

En ambos casos, el encargado de la construcción de los graneros tradicionales es el maestro cuezcomatero, cuyas habilidades y conocimientos se ven reflejados en cada etapa del proceso. Esta persona es dueña de un conocimiento especializado en la arquitectura de estos graneros, en cuyo trabajo se guía mediante un plano mental que se encuentra alojado en su memoria y lo reproduce como si se tratase de una canción, la cual transmite a sus ayudantes, de tal manera que ellos puedan entenderla, comprenderla y, posteriormente, la reproduzcan en sus propias mentes.

El tercer apartado describe los rituales asociados a Chicomecóatl, diosa/madre del maíz, al considerar este granero como un “protector de semillas”. Se le asocia con el amor de una madre que protege a sus hijos, pues al depositar las semillas en el interior del cuezcomate se reproduce (simbólicamente) una fecundación, ya que las semillas simbolizan la vida que se aloja en el vientre de la mujer, permitiendo de esta manera la reproducción de un ciclo agrícola y de la misma vida campesina.

El "Saber y la continuidad del cuezcomate" recupera los conocimientos tradicionales que existen en torno a este tipo de granero, sin olvidar que éste forma parte de un mundo de transiciones. Pese a los cambios que puedan presentarse, las comunidades indígenas tienen un modelo mental relacionado con las actividades agrícolas y la existencia del maíz. Este es un texto que no debe faltar en cualquier biblioteca (particular o pública), pues la temática invita a conocer más de la cosmovisión y la forma en que se construyeron los saberes en torno al maíz.

♦ Luis Enrique Parral Quintero
Universidad Autónoma Metropolitana (uam), Unidad Iztapalapa