♦ Alfredo Fressia

La travesía de la mar en medio


La mar en medio y tierras he dejado
de cuanto bien, cuitado, yo tenía;
y yéndome alejando cada día,
gentes, costumbres, lenguas he pasado.

Garcilaso de la Vega

Fueron cuarenta días con sus noches.
No estuve en el vientre de una ballena,
nadé en el vientre de la mar en medio,
econtaminada, sucia, con sus manchas
de óleo y odio y el dolor del oprobio
humano y animal, restos de un mundo
mordido por cardúmenes enfermos.

Fueron cuarenta días y cuarenta
las noches que velé en la mar en medio.
Vi la pobreza emigrante y en tierra
un asesino constructor de cárceles,
vi el ángulo de un astro en su declive
(y a veces, sólo a veces, digo, casi
la estrella inexplicable de un alivio).

La noche era de insomnio, el día amargo.
Vi flotar durante la travesía
los esquivos testigos de mi vida,
amor y desamor familia adentro
de la infancia y afuera el desamparo,
la soledad de la tinta, el poema
de un niño en bicicleta (fue en Piriápolis).
Vi el nacer del sexo y las esperanzas
que escurrían por el adoquinado.
(El niño que saltaba entre pretiles
continuó merodeando en azoteas).

Vi la pesadilla excavando el mundo
para que el mar desagüe en aquel sótano
desmantelado tras la voladura,
en la calle Marsella, en el Reducto,
el del hueso, huero, huecos de un huérfano
de ancestros y postreros, mar en medio
para atravesar como a una ordalía.

Días y noches en la marejada,
vi el orgullo de los triunfadores
y el otro, el mudo, el de los humillados,
vi que ese orgullo vuelto en rebeldía
ardía como la medusa, ardía
hecho poesía, sal sobre la herida,
para tragar toda la mar en medio
y cruzar una vida componiendo
este diario de viaje o un poema.



Santo Domingo mulato

La Iglesia y la Cárcel Real bajo la luna,
souvenirs de la Conquista, espectros íntimos
del siglo xvi en la Hispaniola.
Él me esperó tras el Alcázar de Colón
con el viejo walkman al oído
y una flor de caoba para la suerte.
Apresé su carne
y su alma
en mi boca,
mi hostia
sucia y sagrada.
Después me fui por la calle del Conde,
limpias las comisuras de los labios.
Un tambor escapaba del centro de la isla.


♦ Alfredo Fressia. Nació en Montevideo, Uruguay, en 1948. Su primer poemario fue publicado en 1973 y los más recientes en 2013, cuando completó cuarenta años de poesía. Ha recibido varias distinciones y ha sido jurado de premios internacionales, así como editor de la revista mexicana de poesía La Otra, en su versión impresa. Sus poemarios más recientes son Poeta en el Edén (La Cabra/Civiles Iletrados, 2012, reeditado en 2016); Cuarenta años de poesía (Lo que Vendrá, 2013); la edición bilingüe Clandestin (L’Harmattan, 2013), y Susurro Sur (Valparaíso, 2016).