Camino descalzo entre fósiles marinos
incrustados en rocas que algún día cubrió el océano
y de las que el bosque renacerá
Desconocidas huellas en las que mis plantas se reconocen
me llevan hasta el umbral de la gruta sagrada
donde arcaicas criaturas flotan en un agua yerta
Entes de la zona media, vivos y muertos a la vez
entes que nacen y mueren del vacío
donde el agua y la tierra se tocan
Esqueletos de erizo, caracoles, dientes de tiburón
¿entre todos estos fósiles vedados
no soy acaso esta estrella de mar astillada...?
Sólo aquel fósil vivo
con la cola hundida en el agua
y la cabeza reluciente en el cieno
aun dormido te mira desde siempre...
Oscura
la luz de un trilobite hurtado refulge entre mis dedos
Mar
incesante
poblado de bramidos y cantos
incorpórea
Engendras a la sirena y a la anémona
prefigurada
a la medusa y a la vetusta tortuga
de ti surgen
Siembras cardúmenes entre tus surcos
miríadas de miríadas
devoras al tiburón y sus espinas
a ti tornan
y te viertes a ti en ti mismo, oh Mar
reflejos de reflejos
¡No desvíes mi nave!
increada
¡Permite que se reúnan tus mellizos perdidos!
cautiva
En ti los tesoros ocultos
en sueños
Son los tesoros encontrados
desovas
Red de hilos mortales
fósil imagen
En ti se hunden los deseos vueltos cenizas
ávida
Llévalos donde fulguran tus designios minerales
incierta
¡Oh Mar de los inicios!
apenas vista
¡Oh Mar de los finales!
descarnada
A una sirena pintada en una gruta marina
Bajo el coral de tu corona se enciende la cicatriz de tu frente
quebradizo y blondo tu pelo eriza la brisa y en tus iris se desata un torbellino azul
Quisiera quedarme dormida… soñar otro sueño adentro de mi sueño…
mas el ardor de un ala desgarrada, presea del último combate, me lo impide ...
¡Todo por aquel efebo que al oír tu primer canto fuera de sí se arrojó contra las crestas!
Exacerbada por la sangre, la prole hambrienta me arrebató hasta el último despojo…
¡Pero yo hurté el cofre que esas sierpes ocultaban!
Ahora te buscarán hasta profanar tu gruta y recobrar su tesoro...
Conchas corales, caracoles anillos, algas collares, perlas vírgenes...
¡Frutos de luz nacidos en las profundidades!
Y otra vez desovarás repoblando los mares
Un cansancio profundo yace sobre mis desleídas escamas...
Aguardarás hastiada el lento retorno
en verdad nada espero
de tus criaturas cayendo al vórtice
canto a canto
de tu gruta cristalina
♦ Ángel Cuevas. Nació en la Ciudad de México en 1970. Estudió Letras Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Es egresado de la Sociedad General de Escritores de México (sogem) en Morelos y miembro del Taller de Poesía y Silencio desde 1999. Dirigió el Fondo Editorial del Instituto de Cultura de Morelos de 2008 a 2014. Actualmente es coordinador editorial de la Secretaría de Turismo y Cultura, titular del Taller de Letras de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (uaem) y miembro de la sogem. Ha publicado Niño invierno (2004) y El silencio del bosque (2010, Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer 2011). Los poemas incluidos aquí forman parte del libro en preparación Frutos de sal.